Arte y vida ~ En memoria a Ana Luisa Riquelme, la Luchita

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Hace exactamente un mes murió Ana Luisa Riquelme, modelo de pintura entre 1969 y 2020.
Cincuenta generaciones de artistas y estudiantes de diversas carreras de la Universidad de Chile trabajaron junto a ella en los talleres de la Facultad de Artes y en los cursos de Figura Humana dictados en la Facultad de Arquitectura.
Conocida como la Luchita, María Luisa dedicó su vida al arte posando desde los 16 años, quieta y silenciosa, sobre distintas superficies rodeadas de extraños. Varios de esos personajes que tuvieron la oportunidad de compartir con ella rememoran la importancia de su oficio y figura en su proceso de formación.
Por iniciativa de las artistas Luna Morgana y Florencia Videla, dos de sus alumnas, articulamos esta publicación como forma de homenaje, con notas de reconocimiento y despedida, y la reunión de siete bocetos que retratan a Luchita a través de diferentes técnicas.

A Luchita por Luna

(Posterior a la muerte de Luchita, Luna trabajó en tres pinturas de despedida que acompañan este texto)

La silenciosa sonrisa de Ana Luisa Riquelme, y el sin número de batallas estructurales en las que su cuerpo nos involucró, son postales grabadas en más de 50 generaciones de artistas chilenos.
Los instantes en los que Luchita subía a la tarima y se hacía presente en nuestras vidas me hacen pensar que su cuerpo desnudo, además de ser mancha, achurado y superficie, era un espejo en esas sesiones de dibujo, donde la mirada sobre la figura humana se devolvía permitiéndonos dibujar, finalmente, las posibilidades infinitas del ojo al papel. Todo un arsenal de dibujos con la premisa del desnudo, donde evocábamos nuestros propios pliegues y solturas, nuestra carne que todos los días cambia y cae haciendo de su contemplación un paisaje en transformación constante.
Una institución en vías de extinción. Su pose generó infinitas experiencias visuales donde la mirada exhaustiva y la contemplación se forjaban en cada clase con un desafío renovado, tal como la eterna renovación de los objetos que nos rodean. En esa relación muda con la modelo de dibujo, se concebían en Luchita todas las formas y figuras provenientes de una intimidad irrepetible.

Bocetos y Recuerdos

“La Luchita era de esas personas que pueden quedarse dormidas un rato y luego, como si nada, despertar absolutamente inmóvil, a la mitad de una clase de dibujo.”

 

“Un día le pregunte si la podía entrevistar y ella me dijo que no, que no le gustaba hablar. En Las Encinas, todxs la saludábamos y ella nos respondía sonriente.”

 

“En el almuerzo o en los descansos de cada clase la podías observar muy quieta, sola y mirando, era como si ser modelo de dibujo hubiese calado muy profundo en ella.”

 

“Y me pregunto, ¿cómo habrá sentido el peso de su cuerpo y los miles de caminos por los que avanza el dolor?, ¿dónde estaría realmente ella mientras posaba para que aprendiéramos a dibujar?”

 

 

“Gracias por todo Luchita, nunca olvidaremos tu dedo gordo del pie, estas en nuestra memoria y en la de muchos papeles que capturaron un poco de ti.”

 

Palabras de Florencia Videla

imagen 1: Cristina Pérez (2015); imagen 2: Paula Pía (2015); imagen 3: Cristina Pérez (2015); imagen 4: Florencia Videla; imagen 5: Joaquín Hidalgo (2016); imagen 6: María José Romero (2014); imagen 7: María José Flores (2017).

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